Uno de los peores inventos de los alimentos procesados es
quizá el glutamato de Sodio. Entre los niveles altísimos de
sodio, grasas y químicos, esta combinación es una bomba
tóxica para el quien lo consuma, pues uno de sus efectos es la
sensación de insaciabilidad.
Entre los compuestos del glutamo de sodio, se encuentra el
aditivo umami, el cual es uno de los cinco sabores básicos, amargo, dulce, ácido y salado– y su objetivo es mejorar el
sabor de los alimentos procesados. En otras palabras, la
presencia de este aditivo hace que las carnes procesadas y
las comidas congeladas posean sabores más frescos y
“con ganas” de seguir comiéndolas
El GMS “engaña” a nuestro cuerpo haciéndonos creer que la
comida sabe mejor, más sana y más rica en nutrientes.
Entre los efectos más comunes del GMS se encuentran dolor
torácico, sudoración, náuseas, fatiga, entumecimiento de boca
y garganta, palpitaciones cardíacas, sensación de ardor en
cuello o antebrazos, dificultad para respirar, inflamación de la
garganta, ansiedad e inclusive deseo de continuar comiendo el
producto. Como por ejemplo, la comida china.
La comida china que se ofrecen en buffets y restaurantes
suelen contener GMS para resaltar el sabor de los alimentos.
Si bien pueden consumirse con moderación, hay personas
quienes son sensibles a este aditivo y sufren, en
consecuencia, de una afección llamada Síndrome de la
comida china.
Los síntomas son muy similares a los mencionados
anteriormente, por lo que si se ha padecido de alguno de ellos
tras ingerir alimentos procesados, lo recomendable es
consumirlos esporádicamente.
Pese a que la mayoría de las personas se recupera de casos
leves del síndrome del restaurante chino sin tratamiento, hay
quienes experimentan reacciones potencialmente mortales. En
ese caso, lo ideal es asistir con un médico para un tratamiento
de emergencia
Dado que el glutamato monosódico es una neurotoxina, daña
el sistema nervioso y sobreestimula a las neuronas llevándolas
a un estado de agotamiento, y algunas de ellas eventualmente
morirán como consecuencia de esta estimulación artificial.
Además, consumir alimentos con GMS hace que los niveles de
glutamato en la sangre sean más altos de lo que deberían ser,
y si estos niveles se mantienen así, el glutamato se filtra al
cerebro causando y contribuyendo a malestares físicos.