La dieta es uno de los factores determinantes a la hora de controlar la hipertensión. Debemos reducir el consumo de sal y grasas saturadas e incrementar el de frutas, verduras y legumbres
La hipertensión arterial es una de las enfermedades crónicas más importantes, pues afecta a un gran número de personas y, a pesar de que suele ser asintomática, puede tener complicaciones muy graves.
Se considera hipertensión cuando la tensión arterial sistólica es superior a 140 mmHg y la diastólica a 90 mmHg, aunque en determinados pacientes como diabéticos, o enfermos de corazón, debería tratarse con cifras inferiores.
En algunas ocasiones, la hipertensión arterial es secundaria a otra enfermedad, pero en la mayoría de los casos se trata de hipertensión esencial, es decir, que se desconoce la causa. Así que nos centraremos en ésta.
Como hemos dicho, suele ser asintomática, pero hay algunos síntomas que nos pueden advertir de su presencia: vértigo, mareos, dolor de cabeza, náuseas…
Factores predisponentes de la hipertensión arterial
No se conocen las causas de la hipertensión arterial esencial, pero si sabemos que hay factores de riesgo que influyen en su aparición.
– Factores genéticos: una persona con padres hipertensos tiene el doble de probabilidades de sufrirla.
– Sexo: los hombres tienen más probabilidades que las mujeres en edad fértil, pues las mujeres segregan estrógenos que tienen un efecto protector sobre los problemas cardiovasculares. Cuando la mujer llega a la menopausia, las probabilidades se igualan.
– Edad: a medida que la persona envejece, la pared de las venas se endurece y la presión arterial aumenta, y con ella el riesgo de sufrir hipertensión.
– Obesidad: las personas con sobrepeso tienen dos o tres veces más probabilidades de padecerla.
Prevención de la hipertensión arterial
Aunque la hipertensión no se puede curar, y cuando se instaura precisa un tratamiento farmacológico, hay una serie de hábitos que ayudan a prevenirla, sobre todo a partir de los 40 años, que es cuando las probabilidades aumentan más rápidamente.
Es recomendable realizar ejercicio físico de forma moderada y constante, siempre adaptado a las posibilidades de cada uno. Además de reducir la tensión arterial, el ejercicio nos ayudará a controlar los niveles de colesterol y a combatir el sobrepeso, que son otros factores de riesgo cardiovascular. Es muy importante mantener un peso adecuado.
Se debe practicar una dieta cardiosaludable, esto es, una dieta rica en frutas, verduras, legumbres y frutos secos; se debe reducir el consumo de sal y de grasas saturadas, para ello se recomienda comer más carne de ave y pescado, en detrimento de la carne roja. La dieta es uno de los puntos más importantes a la hora de reducir riesgo de padecer hipertensión arterial.
Debemos controlar el consumo de alcohol y no dejar que éste sea más de un vaso de vino al día, pues en estas cantidades es beneficioso.
En pacientes que tienen un riesgo elevado, se recomienda abandonar el tabaco y moderar la toma de bebidas excitantes como el café.
Con estas medidas controlaremos nuestra tensión arterial y otros factores de riesgo cardiovascular como diabetes, dislipemias y obesidad.